De pequeño, un día le pregunté a mi abuela qué había más allá del universo. Ella no supo darme una respuesta, e incluso, me advirtió de que era peligroso buscarla. Poco después, siendo todavía un niño, salí de viaje al bosque con mi abuelo. ¡Nunca antes había ido tan lejos! Por el camino me di cuenta de que había otras zonas mucho más grandes y misteriosas de lo que yo imaginaba. Comprendí que el valle donde vivíamos al pie de la montaña era solo un fragmento diminuto en su interior.

Tal y como me ocurrió a mí, Kalé era apenas un niño cuando descubrió que el mundo en que vivía era mucho más que el jardín entre su casa y la casa de sus abuelos. Ya de adolescente esa idea volvería a cambiar en medio de su viaje a las lejanas tierras de El Fondo. Allí ocurrirá algo que le hará ver y sentir su entorno de un modo distinto.

Este libro me toca muy de cerca porque en él van historias reales de mi infancia y adolescencia, en especial de la relación que sostuvimos mis hermanos y yo con nuestros abuelos. A estos cuatro seres insuperables de nuestras vidas van dedicas estas páginas de aventura, magia y reflexión.