1. Lea el siguiente texto y preste atención a las frases en negrita:
Marcos es profesor de español en Francia y como tal le encanta pensar en sus métodos de enseñanza. Uno de esos días de reflexión le vino a la memoria un estudiante que se llamaba Jean. Marcos se preguntaba: “¿Qué habrá sido de Jean?”.A este alumno siempre le rondaba por la cabeza la idea de viajar por el mundo. No veía la hora de coger un avión y dar la vuelta al planeta. Pero claro, como no quería parecer un simple turista, quería relacionarse con la gente del lugar en su lengua y por ese motivo tenía unas ganas locas de aprender idiomas. Tanto es así que se matriculó en un curso de español y en otro de inglés ya que había leído en un estudio que podría comunicarse con el 80% de la población; y, además, en otro de catalán porque las catalanas le parecían muy guapas y no quería hacer el ridículo si algún día encontraba allí a su media naranja. No contento con el esfuerzo que suponía mezclar tres idiomas a la vez, se instaló en el móvil una aplicación para aprender chino porque pensó que si viajaba a Asia le sería de gran utilidad.
El curso de catalán le resultaba relativamente fácil ya que se parecía al francés, su lengua materna; pero, en cambio, el de español, el de inglés y el chino no tenían nada que ver. No podía establecer ninguna conexión entre tantos idiomas y el aprendizaje se le hacía cada vez más pesado. Jean pensó que tenía que trabajar más duro y por eso, decidió seguir el método de la vieja escuela, anotando todo lo que había en la pizarra y memorizando palabra por palabra, sin embargo, no veía ningún avance.Cuando llegaron los exámenes finales, Jean se presentó a todos, pero tenía tanto jaleo en la cabeza que cuando empezó a escribir, se quedó en blanco.
Aquel día, decepcionado con sus resultados, decidió irse de vacaciones a Colombia. Seguro que allí encontraría a alguien con el que hablar francés o chapurrear algo de inglés o el poco español que había logrado aprender. Al poco tiempo, conoció a Daniela, una hermosa mujer de Barranquilla y en cuestión de días estaba hablando español con ella. Poco a poco se dio cuenta de que su vocabulario y gramática estaban mejorando. Y, además, tuvo la suerte de practicar su inglés al encontrar a mucha gente que lo hablaba. En cambio, decidió dejar el chino y el catalán hasta tener más fluidez con el español y el inglés. Cuando regresó de sus vacaciones, sentó la cabeza y se tomó su aprendizaje con otra filosofía. Por fin había comprendido el significado del refrán que un día le dijo Daniela: «quien mucho abarca poco aprieta».