La historia de todos los anillos de poder

El sugerente título de la nueva serie de Amazon, Los Anillos de Poder, nos hace preguntarnos por el protagonismo que tendrán estos anillos en la historia a través de sus cinco temporadas. Hasta el momento, ha sido el Anillo Único el que se ha robado todo el protagonismo en las anteriores representaciones cinematográficas. ¿Acaso la serie centrará su atención en los demás? ¿Serán los 19 anillos el eje conductor de la historia o un mero título elegido para atraer a la audiencia?

La historia de estos anillos comienza en la ciudad de Ost-in-Edhil, capital del reino de Eregion, un enclave de los elfos Noldor de Lindon fundado hacia el año 750 de la Segunda Edad del Sol y gobernado primero por Celeborn y Galadriel y luego por Celebrimbor.

Este último fundó una poderosa hermandad de herreros llamada los Gwaith-i-Mírdain, conocedores de muchos de los secretos del legendario Fëanor, creador de los Silmarils. Resulta ser que los Noldor de Eregion querían alcanzar todo el conocimiento de la Tierra, con el objetivo único de preservarla y curar las heridas causadas por Morgoth en ella.

En el año 1200 S.E. llegó a Eregion un misterioso herrero, que había sido supuestamente enviado desde Valinor por el vala Aulë. Este se presentó como Annatar, el Señor de los Dones, quien resultó ser en realidad Sauron intentando de nuevo dominar a los Elfos.

Antes había pasado por Lindon, pero ni Gil-galad, ni Elrond ni Círdan confiaron en él, así que fue hasta Eregion, donde Celebrimbor, deseoso de superar a su abuelo Fëanor en cuanto a su habilidad en la forja de joyas y armas, le abrió las puertas a este desconocido.

Hacia el año 1500 de la Segunda Edad,​ los Mírdain comienzan a forjar los Anillos de Poder, pero necesitan un canalizador para descubrir cómo hacer que los secretos de la tierra y la forja que han descubierto sean transformados finalmente en los Anillos de Poder. Éste es el papel que cumple Annatar.

El objetivo de los Mírdain por crear los anillos perseguía un noble propósito, todo lo contrario a las ideas de Sauron, quien vio en esta tarea la oportunidad perfecta para corromper y dominar a los elfos, completando así el legado de su señor Morgoth de gobernar sobre toda Arda.

Los primeros anillos en crearse fueron los conocidos como “los nueve anillos de los hombres”, creados por Celebrimbror bajo la supervisión de Annatar. Este último los entendió como un instrumento para corromper a los hombres y dominarlos.

Después del sitio de Eregion (año 1693-1701 SE), Sauron obtuvo los Nueve Anillos tras haber torturado a Celebrimbor. Luego los entregó a nueve reyes de los Hombres, tres de los cuales eran numenoreanos negros y uno era un hombre del Este.

Los Nueve, le dieron a sus portadores poderosas habilidades mágicas y les dio la habilidad de influir en la voluntad de las personas.

Es sabido que ellos le otorgaban un poder inmenso y una larga vida a quienes lo portaban, pero luego consumirían sus cuerpos hasta convertirlos en espectros, y esto fue justamente lo que sucedió con los reyes de los humanos, que terminaron siendo los nueve Nazgul al servicio del Señor Oscuro.

Los segundos anillos en ser forjados fueron los conocidos como “Los Siete Anillos de los Enanos”, también creados por Celebrimbor, con la ayuda de Sauron. Aparentemente los portadores de esos anillos fueron los Reyes de las Siete Casas de los Enanos.

El más famoso fue el Anillo de Thrór, ya que fue el primero de los Siete Anillos en ser forjado, y el último que Sauron pudo recuperar. Mientras que Sauron le dio a los Enanos sus Anillos de Poder, este fue originalmente otorgado al Rey Durin III de Khazad-dûm por Celebrimbor, ​ y permaneció en su línea durante miles de años hasta que fue heredado por Thrór, el rey bajo la montaña.

Los Reyes de la Casa de Durin demostraron ser resistentes a la magia de los anillos, por ser difíciles de dominar ya que los pensamientos de sus corazones yacían ocultos. ​ Los anillos, utilizados solo para obtener riqueza, ampliaron las habilidades naturales y el deseo de dominio de su portador, lo que los hizo codiciosos y extremadamente ricos.

Mucho tiempo después de la destrucción de la Montaña Solitaria, Thrór pasó el anillo a su hijo Thráin, quien vivió muchos años como exiliado en su antiguo hogar.

Thráin comenzó una búsqueda infructuosa para recuperar su reino, pero fue capturado por los espías de Sauron, de modo que el Anillo de Thrór se perdió para siempre. Cuando Balin tomó la decisión de repoblar en Reino de Moria, Gandalf advirtió a Glóin de que Balin no encontraría el Anillo allí, ya que fue entregado a Thráin, y este se perdió en Dol Guldur.

Se supone que Narvi, el creador de la puerta occidental de Moria, pudiera haber poseído uno de los Anillos de Poder. Se sabe que Durin VI tenía su anillo cuando despertó al Balrog. Este anillo, el último de los Siete, fue el origen del oro y las riquezas de Erebor, pero también fue la causa de las grandes desdichas padecidas por la Casa de Durin.

La creación de los Tres Anillos élficos es la obra final de la experiencia ganada por el resto de los Anillos de Poder, forjados por Celebrimbor, y, en su forja, Annatar no tuvo nada que ver. Estos son los anillos que Sauron más codicia debido a sus altos poderes.

Los Anillos Élficos fueron creados por Celebrimbor con el fin de preservar y embellecer la vida de todo lo que hay en la Tierra Media. Funcionaban otorgando poder a su portador según su estatus. Su destino estaba atado al de su creador, aunque conservaron su poder aún después de la muerte de Celebrimbor, debido a su atadura hacia el Único.

A diferencia del Único, que solamente tenía el poder de destruir, los Tres tenían el poder de crear, preservar y curar. Se dice que, debido a los poderes de estos anillos, el ambiente de los lugares en donde se encontraban se hacía más ameno y el lugar mucho más hermoso, además de que el tiempo transcurría más lentamente.

Los poderes de los anillos élficos son los siguientes:

  • Vilya, el Anillo Azul: usado primero por Gil-Galad y luego por Elrond. En los libros se cuenta que podía embellecer el lugar donde vivía su portador y era capaz de curar las heridas causadas por el mal en la Tierra Media. Esto explica cómo Elrond fue capaz de curar a Frodo de la herida infligida por el Rey Brujo con la daga de Morgul.
  • Nenya, el Anillo Blanco, portado por Galadriel, era capaz de preservar las cosas sin mancha ni deterioro. Su poder era tal, que se dice que el tiempo no transcurría de la misma forma en Lothlórien que en el resto de la Tierra Media, y con él Galadriel tenía el poder de enterarse de eventos lejanos y de protegerse de las fuerzas de Sauron. Solo Sauron en persona, portando el Anillo Único, podía traspasar la protección creada por este anillo.
  • Narya, el Anillo Rojo. Tenía el poder de encender los corazones de las personas para que realizaran actos heroicos más allá de lo que pudieran alcanzar por sí mismos. Fue portado por Círdan, el Carpintero de Barcos, quien lo cedió a Gandalf a su llegada a la Tierra Media. Su mayor ejemplo de uso fue cuando Gandalf liberó al rey Théoden de la senilidad prematura que lo había acogido, y lo lleva incluso a cabalgar en ayuda de Minas Tirith.

Además de estos poderes, los anillos de los elfos tienen poderes menores, tales como la creación de destellos (como el que causa Gandalf en la fiesta de Bilbo o el que Galadriel causa cuando se despide de los demás viajeros al final de la Guerra del Anillo), la lluvia de fuego que usa Gandalf en El hobbit, la creación de fuego de la nada de Gandalf en Caradhras o la crecida causada por Elrond en el Vado del Bruinen. También es cierto que de Gandalf se decía que era un experto en efectos de fuego y luces, y dado que a fin de cuentas, un mago es un mago, cabe imaginar que no todas sus habilidades procedían del anillo élfico.

El más maravilloso poder que ostentaban los tres Anillos élficos, y por el cual Sauron los codiciaba por encima de los otros, es que quienes los poseyeran «podían evitar el deterioro y demorar la fatiga del mundo».

El anillo único

Y a esta lista de 19 anillos debemos sumar, naturalmente el anillo número veinte!

La creación del Anillo único también fue en secreto, y Sauron lo forja, no en Eregion, sino en Mordor, en el Monte del Destino, aunque finalmente sella su hechizo de dominio en Ost-in-Edhil, donde es descubierto, por Celebrimbor, en el momento en el que está atando todos los anillos forjados por los Mírdain al suyo.

Una vez que Celebrimbor descubre la verdadera identidad e intención de Annatar, corre en busca de consejo donde Galadriel, quien le pide a los Mírdain destruir los Anillos, pero son tan fuertes que ni siquiera sus creadores pueden destruirlos.

Es entonces cuando los herreros elfos, quienes mantenían muy buenas relaciones con los Enanos de Khazad-dûm, reparten siete de los Anillos de Poder a sus amigos enanos.

Había aún muchos anillos en la casa de los Mírdain, en Ost-in-Edhil, cuando Sauron se da cuenta que Celebrimbor ha escapado de la fortaleza élfica con los tres anillos de los Elfos, así que marchó con una cólera negra hacia Eregion, asolándola y destruyéndola, y su objetivo era la casa de los Mírdain, donde se hizo con nueve anillos, los Nueve anillos que dio a los reyes de los hombres.

Los Tres Anillos Élficos nunca los encontró. Celebrimbor pudo entregarlos a Galadriel, Gil-galad y Círdan antes de que Sauron desolara Eregion.

Muchos años después, ya durante la Tercera Edad del Sol, tras la derrota de Sauron y la destrucción del Anillo Único, los tres anillos élficos cruzaron el mar junto con sus portadores rumbo a las Tierras Imperecederas, habiendo perdido todos sus poderes. El resto de los anillos que permaneció en la Tierra Media sufrió la misma suerte, perdiendo todo su poder cuando el Anillo Único fue destruido.

Andrey Viarens

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