El sustantivo en el idioma español

De acuerdo con la significación los sustantivos pueden ser: propios, comunes, concretos, abstractos, individuales, colectivos, aumentativos, diminutivos y despectivos. Sustantivos propios y comunes.

El nombre común connota a su objeto al designarlo, es decir, lo nombra fijándolo mediante un conjunto de cualidades: río, mesa. Dice qué es su objeto. El nombre propio designa su objeto sin referirse a sus cualidades, o sea, lo denota: Pablo, Cauto. Dice solamente cómo se llama individualmente su objeto. Nombre propio no significa, que su aplicación sea exclusiva de una persona, animal, etc., pues existe un gran número de Juanes y varios lugares llamados Alejandría-, sino que es el que alude a su objeto sin connotarlo. Los nombres propios y comunes se diferencian en la forma de designar a su objeto. Cuando decimos Ana, no hay una forma especial de ser Ana; o sea, quienes así se llaman no poseen una serie de cualidades comunes que las identifican, pues este nombre sirve únicamente como un distintivo individual; mientras que el nombre común: montaña, casa, reloj, sí porta una serie de notas características del objeto. Cuando decimos montaña este nombre implica una elevación de terreno considerable que puede tener otras muchas cualidades, es pues un modo de ser. Los nombres propios y comunes no tienen una forma específica. que los identifique. Además de los nombres propios de persona: María, Alberto, existen los geográficos y astronómicos: Varadero, Júpiter. Se les pone también estos nombres a los animales domésticos: Platero, Canelo. Y hasta los objetos, en ocasiones, reciben nombres propios como cañones, espadas: Fogoso, Durandarte.

Sustantivos individuales y colectivos.

Los sustantivos individuales son los que designan a un individuo de una especie. La lengua posee palabras diferentes para aludir a un individuo solo –sustantivos individuales: palma- o a una determinada agrupación de los mismos individuos – sustantivos colectivos: palmar. O sea, que los sustantivos colectivos son los que significan en singular colección o número; o los que en el concepto de la unidad expresan una pluralidad constituida por personas o cosas pertenecientes a una misma clase.

El número de objetos significado puede ser determinado o indeterminado. Cuando el sustantivo colectivo es el nombre de un número, es determinado: quincena, docena, cuarentena. Pero son indeterminados los que significan una simple agregación: piara, manada, jauría, bandada, ejército, batallón, palmar, cañaveral, cafetal, alameda, viña, profesorado, multitud, muchedumbre, tumulto, flota, enjambre, etcétera. Existe en nuestra lengua un grupo de morfemas exponentes de la significación de colectivo:

  • erío caserío, lomerío
  • ada yeguada, caballada
  • aje plumaje, varillaje
  • eda arboleda, alameda
  • edo viñedo, robledo
  • ena veintena, decena
  • ería pedrería, gotería la burguesía, oligarquía
  • ío plantío, gentío
  • al matorral, cañaveral
  • ar palmar, melonar

Hay otros sustantivos colectivos que no están dados por morfemas, sino por el significado léxico de la palabra: enjambre, archipiélago, auditorio, viña, haz, ejército, etcétera

Sustantivos diminutivos, aumentativos y despectivos.

Los sustantivos diminutivos, aumentativos y despectivos indican fundamentalmente la reducción, aumento o desestimación de su propio significado mediante infijos. Algunos gramáticos los incluyen en una categoría común: la de los apreciativos por hacer referencia a la modificación del tamaño físico o moral de personas o cosas.

Estos matices que proporcionan los infijos a la base léxica, muchas veces se neutralizan. Por ejemplo, podemos decir que -ote por sincretismo significa unas veces aumento y otras, disminución. Compárese.

  • hombre / hombrote
  • libro / librote
  • isla / islote
  • cámara / camarote

Sustantivos diminutivos.

Los infijos diminutivos, por lo general, ofrecen una idea de disminución o merma. El diminutivo, en ocasiones, encierra un carácter ponderativo o peyorativo que lo iguala al aumentativo. En las expresiones: ¡qué gentecita!, ¡qué nochecita, es innegable el matiz peyorativo de las mismas. La idea de pequeñez no se expresa exclusivamente con los infijos propios del diminutivo, muchas palabras de diferentes lexemas aluden a individuos pequeños o de poca edad: niño, chico, párvulo, borrego, potro, cachorro, etc. Pero esto sólo en el plano lexical, no así en el gramatical o formal por lo que no se consideran diminutivos. Muchos sustantivos que fueron diminutivos, se sienten hoy como objetos específicos. Nótese.

  • espada / espadín
  • paño / pañuelo
  • falso / falsete
  • miembro / membrete
  • cámara / camarilla
  • manzana / manzanilla
  • nudo / nudillo
  • asta / astilla
  • gloria / glorieta
  • cama / camilla

Tanto es así que se forman con ellas nuevos diminutivos: pañuelito, astillita, etcétera.
Olvidamos de igual forma el significado de diminutivos que poseen algunos venidos de latín como versículo, fórmula, espátula, etcétera. Los diferentes morfemas de diminutivo expresan un matiz especial: -ito (amor y bien querer); -ico (no muestra tanta afición); -illo y -uelo (desprecio); -ino, -in (disminuyen mucho la cosa); -ejo, ete, -ajo, -arro (expresan con desdén y ridiculez).

El morfema diminutivo más corriente es -ito que supone la supresión de la vocal final del primitivo. Sus variantes con la misma manera de formación, son -illo, -eco, -uelo. Y aunque los relacionados con anterioridad son los infijos de diminutivos de uso más frecuente, existen otros cuyo origen se debe a que, en muchas oportunidades, los ya vistos no deben aplicarse sin anteponerles algunas letras que, o bien puede ser una c, o esta misma letra precedida de la e o de una reduplicación del grupo ec. Así tenemos -cito, -cillo, -zuelo, -ecito, -ecillo, -ecico, -ececito, -ezuelo, -achuelo, ichuelo, -ececillo, -ececico, -ecezuelo, -ino (característico de Extremadura), -iño (de Galicia).

El morfema -ín ha servido en nuestra lengua para constituir un buen número de derivados: boletín, botiquín, calcetín, etcétera, que poseen una significación diferente de la de sus primitivos y no tienen su valor de diminutivos. Pero algunos sustantivos así formados lo conservan: corbatín, fortín, peluquín, etcétera. Existen diminutivos de aumentativos: saloncillo (de salón) que es aumentativo de sala; silloncito (de sillón) que es aumentativo de silla, etcétera. Pero no todos los sustantivos pueden formar diminutivos; unos porque la idea que expresan no acepta disminución, otros porque su estructura morfológica, no se aviene a la incorporación de los infijos de diminutivos.

Visto cómo los infijos del diminutivo pueden por sincretismo ofrecer diferentes matices, es necesario, precisar cuáles son los que por lo general expresan disminución. Estos son: -ito, -ico, -illo, -uelo, -sito, -cito, -cillo, -zuelo, -ecito, -ecillo, ecico, -ececito, -ececico, -ecezuelo, -ino, -in, -ejo, -arro, etcétera, con sus femeninos y plurales.

Sustantivos aumentativos.

Los infijos aumentativos tienen, por lo general, una significación de aumento. La cantidad de aumentativos es inferior a la de los diminutivos; igualmente es menor el número de morfemas de aumentativos que el de diminutivos.

Los morfemas más empleados son: -ón, -ona, que generalmente sólo significan mayor magnitud: flor, florón; -azo, -aza, que significan lo extremado, lo basto, lo feo: boca, bocaza,. jarro, jarrazo; -acho, acha: -rico, ricacho; -ote, -ota: que implica lo monstruoso: mesa, mesota; palabra, palabrota. Algunos de los morfemas mencionados ya pueden reforzarse por la adición de otras letras entre el lexema y ellos: bobo, bobalicón; pobre, pobretón; vivo, vivaracho; voz, vozarrón.

Formamos aumentativos de diminutivos: escobilla, escobillón; roseta, rosetón, etcétera. Existen sustantivos que originariamente fueron aumentativos, pero que mediante el uso han tomado otra significación: de silla, sillón, de raíz, raizón.

Sustantivos despectivos.

Como que los diminutivos dan la idea de menos, de empequeñecimiento, de ellos se pasa con facilidad a los despectivos. Por esto los morfemas -ajo, -ejo, ijo y sus femeninos están en el límite entre el diminutivo y el despectivo: caballejo, bichejo, animalejo, escondrijo, amasijo, trapajo, lagunajo. Son los sustantivos que incluyen en su significación la idea de desprecio o menosprecio. Los aumentativos pueden también dar lugar a despectivos: bravucón, animalazo, barbarote. Con los siguientes morfemas pueden formarse sustantivos despectivos.

  • aco, aca — libraco, bellaca
  • acho, acha —ricacho, hilacha
  • ajo, aja — latinajo, tinaja
  • astro, astra —poetastro, madrastra
  • ejo, eja — caballejo, calleja
  • ijo, ija —lagartija, vasija
  • ucho, ucha —calducho, casucha

Sustantivos simples y compuestos.

Esta distinción tiene en cuenta el número de morfemas lexicales que intervienen en la formación del sustantivo, Se denomina simples aquellos que solo tienen un morfema lexical: mesa, libreta, compañero; y compuestos aquellos que cuentan ,con más de un morfema lexical: sacapuntas, bocamanga, saltamontes.

Sustantivos primitivos y derivados.

Se consideran sustantivos primitivos los que no poseen morfemas facultativos: papel, árbol, mujer; derivados, aquellos en los cuales intervienen morfemas facultativos; prefijos, infijos y sufijos. Por ejemplo subdivisión. De acuerdo con el tipo de morfema facultativo que aparezca en el sustantivo derivado, se puede hablar de:

  • diminutivos: mujercita
  • aumentativos: perrazo
  • despectivos: gentuza
  • patronímicos: González
  • gentilicios: venezolano
  • colectivos: pinar

Sígueme y déjame un like: