El concepto de adverbio y grupo adverbial
El adverbio es una clase de palabras invariable que se caracteriza por dos factores: uno morfológico, la ausencia de flexión, y otro sintáctico, la capacidad de establecer una relación de modificación con grupos sintácticos correspondientes a distintas categorías. En efecto, los adverbios modifican a los verbos (pasear por la calle tranquilamente), a los adjetivos (sumamente satisfecho de los resultados) y también a otros adverbios (irremediablemente lejos de su patria). Ciertos adverbios pueden incidir sobre grupos nominales (incluso tus hijos), pronominales (casi todos, solo tú) o preposicionales (prácticamente sin esfuerzo), así como modificar oraciones (Probablemente son ya las cuatro). Se llaman locuciones adverbiales las unidades léxicas que están constituidas por varias palabras y ejercen las funciones sintácticas que corresponden a los adverbios, como de repente o sin duda.
La gran versatilidad sintáctica del adverbio y la considerable heterogeneidad que presentan sus variedades se pone de manifiesto de diversas maneras. Por ejemplo, a diferencia de lo que sucede con otras clases de palabras, pueden constituirse con facilidad series de varios adverbios concatenados, como en cuanto más temprano, casi tan increíblemente mal, quizá demasiado poco frecuentemente, no mucho más despacio tampoco, etc., lo que pone de manifiesto que las subclases de adverbios presentan propiedades gramaticales considerablemente distintas. A su vez, muchas de estas propiedades son compartidas con otras clases sintácticas. Así, en el tercero de los ejemplos anteriores demasiado y poco son cuantificadores, a la vez que adverbios. De forma similar, así es un adverbio, pero también un demostrativo, propiedad que comparte con eso. Estas características muestran el carácter transversal de la clase gramatical de los adverbios. Por otra parte, el significado de muchas de estas voces guarda una relación estrecha con el de los adjetivos de los que se derivan. El adverbio espontáneamente, por ejemplo, añade una circunstancia al verbo declarar en declarar espontáneamente de forma similar a como el adjetivo espontáneo añade una cualidad al sustantivo declaración en declaración espontánea.
Los adverbios se convierten en núcleos sintácticos al adquirir modificadores y complementos. Constituyen así grupos adverbiales, como el segmento subrayado en Había llegado un poco antes de las cuatro. El cuantificador de grado un poco modifica al segmento antes de las cuatro, que es a su vez un grupo adverbial formado por el adverbio antes y su complemento de las cuatro. Los cuantificadores de grado que modifican a los adverbios pueden ser otros adverbios (muy bien) o grupos nominales (dos horas después, varios metros delante de la casa). Con ciertos adverbios, sin embargo, la formación de estas secuencias presenta más dificultades. Por ejemplo, se tiende a evitar la concurrencia de dos adverbios en -mente, y se prefiere, por tanto, solo políticamente a solamente políticamente. Muchos adverbios derivados de adjetivos construidos con complemento preposicional no heredan (§ 1.3.5a) ese complemento, como se comprueba en los siguientes contrastes: culpable de robo ~ *culpablemente de robo; hábil para el dibujo ~ *hábilmente para el dibujo. Lo heredan, en cambio, los adverbios derivados de ciertos adjetivos que expresan relaciones espaciales y
temporales, pero también coincidencia o confluencia de personas o cosas: independientemente de, perpendicularmente a, previamente a, transversalmente a. También aceptan complementos algunos adverbios derivados de adjetivos que admiten la
preposición para, como en lesivamente para su familia, provechosamente para todos.
Clases de adverbios. Criterios de clasificación
Existen muchos criterios para clasificar los adverbios, pero los fundamentales son los siguientes:
A. Su estructura morfológica
B. Su significado
C. Su naturaleza gramatical
D. Su incidencia sintáctica
De acuerdo con el criterio A, los adverbios se dividen en simples, como bien, mal, cerca, lejos, siempre, sí, quizá(s), acaso, aquí, allí, entonces, luego, y los formados por algún recurso morfológico, que guardan una relación con otras clases de palabras. La serie más numerosa se ajusta a la pauta A-mente (§ 7.6). Otros están emparentados con las preposiciones: delante y adelante con ante; detrás y atrás con tras; debajo con bajo, etc. Los adverbios mejor y peor se consideran comparativos sincréticos (§ 45.2.1d), puesto que envuelven el cuantificador comparativo más: escribir mejor que antes, el que peor canta. Se recomienda evitar secuencias incorrectas como Juan canta más mejor que María (por Juan canta mejor que María), en las que se añade superfluamente el comparativo más a un adverbio que ya expresa esta noción. En la lengua coloquial de muchos países hispanohablantes aceptan afijos apreciativos un buen número de adverbios: ahorita, aquicito, allacito, cerquita, despuesito, lejitos, lejotes, lueguito, poquito, entre otros (§ 9.1.3b), así como prefijos intensivos (rebién, recontrarrápido, requetemal, requetemucho, superbién, superlejos). Los llamados adverbios adjetivales provienen de la recategorización de algunos adjetivos calificativos (§ 30.2), como bajo, en volar bajo o fuerte, en golpear fuerte.
Según el criterio B, los adverbios se clasifican tradicionalmente por su significado en adverbios de cantidad (mucho, demasiado, cuanto: § 30.3), de lugar (allí, aquí, arriba, detrás, encima: § 30.4), de tiempo (ayer, siempre, después, frecuentemente, § 30.5), de manera (bien, así, peor, cuidadosamente: § 30.7), de afirmación (sí, claro, obviamente), de negación (no, nada, apenas, nunca, jamás y tampoco) y de duda: quizá, a lo mejor, acaso, tal vez (o talvez). En algunos estudios contemporáneos, se agregan a estos grupos, como se hará aquí, los adverbios que expresan aspecto, como todavía o completamente (§ 30.6), si bien los límites de esta clase gramatical son aún imprecisos. Entre los de manera o modo, muchos terminan en mente, como cortésmente, y pueden parafrasearse por «con + sustantivo» (con cortesía), o mediante el sustantivo manera o modo seguido del adjetivo correspondiente (de manera cortés). Sin embargo, otros expresan nociones diferentes: causa (curarse milagrosamente), medio o sistema de actuación (comunicarse telefónicamente) o lugar (mundialmente conocido). Algunos adverbios en mente derivados de adjetivos son opacos al significado de estos. Así, no se suele usar el adjetivo práctico para construir paráfrasis del adverbio de aproximación prácticamente (‘casi’), como en Los antílopes tibetanos están prácticamente extinguidos.
De acuerdo con el criterio C, los adverbios se dividen en dos grandes grupos: léxicos y gramaticales (§ 1.4.1b). Son propiamente léxicos adrede, bien,
deprisa, regular, temprano, etc. Cabe añadir la mayor parte de los terminados en mente, que constituyen una clase abierta, al igual que la de los adjetivos calificativos. Entre los adverbios gramaticales, que forman paradigmas cerrados, se reconocen las siete subclases siguientes: demostrativos (que se analizan en el § 17.4), identificativos o referenciales, cuantificativos, relativos, interrogativos, exclamativos y focales. Los adverbios demostrativos (aquí, allá, ahora, hoy, mañana, entonces, así) tienen
propiedades pronominales, puesto que su significado se obtiene por deixis (§ 17.1.1) o a través de relaciones anafóricas. También presentan estas propiedades los adverbios llamados identificativos o referenciales (antes / después; delante / detrás; encima / debajo, etc.), ya que pueden referirse a tiempos o lugares, como en Sucedió un poco antes de estallar la guerra. Pueden ser asimismo términos de preposición (propiedad típicamente nominal): el árbol de detrás de la casa; las costumbres de antes. Los cuantificativos (§ 30.3), como muy despacio, algo apartada o No me gustó demasiado, expresan cantidad, número, grado, intensidad y otras nociones similares. Los adverbios relativos (cuando, cuanto, como, donde, además de los relativos indefinidos o inespecíficos que terminan en quiera), los adverbios interrogativos (cuándo, cuánto, cómo, dónde y por qué) y los adverbios exclamativos (coincidentes con los interrogativos, aunque existen diferencias semánticas importantes entre ellos) comparten propiedades gramaticales, por lo que se analizan en el capítulo 22. Por último, los adverbios de foco o focales, entre los que están no, también, solo, incluso, precisamente, concretamente y otros que se estudian en el § 40.4, se caracterizan por resaltar o enfatizar ciertos segmentos, sea a distancia o en contigüidad. Así sucede en Solo lo dijo una vez y en Lo dijo solo una vez, donde el adverbio de foco solo ejerce su efecto sobre el grupo nominal una vez, que se halla dentro de su ámbito. Como consecuencia del carácter transversal de la noción de adverbio, las subclases que estas palabras forman pueden cruzarse. Así, los adverbios cuanto y cuánto son simultáneamente elementos cuantificativos y relativos (cuanto) o interrogativos (cuánto).
El criterio D es el más polémico de los cuatro. Agrupa los adverbios en función de las relaciones sintácticas a que dan lugar y los divide en argumentales, atributivos y adjuntos. Los adverbios argumentales están seleccionados por algún predicado como parte esencial de su significación (recuérdense los § 1.6.1c, d en relación con la noción de ‘argumento’). Solo excepcionalmente pueden suprimirse: Pon aquí la chaqueta (locativo); Se portó estupendamente (de manera); Mide muy poco; La ópera dura excesivamente (cuantitativos, y el segundo también temporal). Son atributivos los que desempeñan la función sintáctica de atributo (Estamos aquí; ¿Cuándo es la reunión?; Estás estupendamente), una de cuyas variedades es la de complemento predicativo: Te veo mejor que hace un año; Las bebidas quedaron arriba. La mayor parte de los adverbios son, sin embargo, adjuntos, es decir, modificadores no seleccionados de verbos, adjetivos o adverbios, cuya supresión no afecta a la buena formación de los grupos sintácticos que modifican: hablar claramente, muy alto, nada lejos, psicológicamente endeble. Entre estos se distinguen los internos al predicado, denominados nucleares o centrales (como en estudiar concienzudamente un asunto), y los externos al predicado o periféricos (como en Lamentablemente, no quedaban entradas; Posiblemente nadie estaba enterado; Sinceramente, no sé qué decirte). Dentro de los periféricos cabe distinguir los oracionales, que inciden sobre toda la oración (Francamente, no te comprendo) y los conectores discursivos (§ 30.9): Consecuentemente, no hay nada que hacer; No obstante, esperaremos.
Muchas propiedades gramaticales de los adverbios se obtienen de la relación que se establece entre ellos y otros elementos de la oración, no necesariamente de la clase semántica a la que pertenezcan. En general, los criterios C y D son los que más se tienen en cuenta en los análisis contemporáneos, mientras que A y B son los más estudiados en los tradicionales. Téngase en cuenta, por ejemplo, que los adverbios de cantidad se distinguen por su significado (criterio B), pero muchos se relacionan con los indefinidos y muestran propiedades gramaticales características de estos, por lo que constituyen también uno de los grupos que resultan de aplicar el criterio C. En el resto del capítulo no se analizarán todos los tipos de adverbios, sino solo algunos de ellos, seleccionados en función de su interés e independientemente del criterio que permita establecer el paradigma al que correspondan.